martes, 12 de agosto de 2025

Un avance histórico para la igualdad y la dignidad

 


El cuidado ya es un derecho humano autónomo: un avance histórico para la igualdad y la dignidad

El pasado 7 de agosto de 2025, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) dio un paso trascendental en la historia de los derechos humanos al reconocer el cuidado como un derecho humano autónomo. Esta decisión significa que todas las personas, sin discriminación alguna, tienen derecho a cuidar, ser cuidadas y autocuidarse.

Más allá de la formalidad jurídica, este reconocimiento implica un cambio profundo en la forma como los Estados y las sociedades deben entender, valorar y garantizar el cuidado.

Un avance clave para los derechos de las mujeres

La decisión de la Corte es histórica y representa un gran avance en la garantía de los derechos de las mujeres, ya que obliga a los Estados a establecer sistemas integrales de cuidado que redistribuyan esta labor, la cual ha recaído de manera desproporcionada sobre las mujeres durante siglos.

En Colombia, este fallo refuerza el marco legal y político para avanzar hacia la creación y financiación de un Sistema Nacional de Cuidado, una demanda largamente impulsada por movimientos feministas, organizaciones sociales y sectores académicos.

Lo que deben hacer los Estados

De acuerdo con la sentencia, los Estados deben:

  • Garantizar sistemas integrales de cuidado con recursos suficientes.

  • Incluir servicios para la niñez, personas mayores y personas con discapacidad.

  • Proteger a trabajadoras domésticas y cuidadoras frente a explotación o discriminación.

  • Garantizar condiciones laborales y de seguridad social para quienes cuidan.

Esto implica un compromiso estatal para transformar la estructura de desigualdad que ha relegado el cuidado al ámbito privado, sin reconocimiento ni protección.

El cuidado como un pilar de la vida digna

El cuidado está directamente relacionado con otros derechos fundamentales como la igualdad, el trabajo, la salud, la educación y una vida digna. Negarlo o limitarlo puede constituir una forma de violencia o discriminación estructural.

Este fallo también visibiliza que el cuidado sostiene la vida y que garantizarlo es, en sí mismo, un acto de justicia social.

Colombia ante un reto y una oportunidad

Con este reconocimiento internacional, Colombia no solo está llamada a cumplir con la sentencia, sino a convertirla en una oportunidad para diseñar políticas públicas que:

  • Redistribuyan el trabajo de cuidado entre el Estado, el mercado, las familias y la comunidad.

  • Reconozcan el valor económico y social del cuidado.

  • Aseguren que cuidar no sea una condena a la precariedad ni una barrera para el desarrollo personal.

En palabras simples: reconocer y garantizar el derecho al cuidado es reconocer la dignidad humana en su esencia más profunda.

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