La vida ya es lo suficientemente dura…
Por eso, las relaciones —de pareja o de amistad— deberían ser refugio, no tormenta.
No tendríamos que desgastarnos explicando que el amor no duele, que los vínculos sanos no controlan, no hieren, no nos apagan.
Aprender a elegir bien a quién dejamos entrar en nuestra vida es un acto de amor propio y de resistencia. No es egoísmo, es autocuidado. Porque un entorno que nos respeta y nos impulsa, nos ayuda a enfrentar el resto de los desafíos que ya de por sí nos pone la vida.


No hay comentarios:
Publicar un comentario
Esperamos sus comentarios