domingo, 29 de enero de 2023

Feminismo

 

Reivindiquemos la sororidad


Hace unos meses me molesté con un grupo de mujeres por haber jugado con mi tiempo y el de una colega de forma reiterada, ya que era la tercera vez que nos pedían  organizar  una formación gratuita para ellas y no se presentaban. Aunque en las tres formaciones tuvimos gente muy valiosa, en cada formación faltaban precisamente las mismas personas, quienes además, confirmaban asistencia y al final nunca aparecían. En consecuencia, decidí hacerles un reclamo donde les expliqué que mi trabajo y mi tiempo son igual de importantes que los de ellas y que si en un futuro requerían hacer la formación conmigo ya no sería gratis, porque se había roto la confianza.

La respuesta de una de estas personas fue: “Muy feminista y todo pero muy poco sorora también.”  Obviamente su comentario me pareció de  lo más incoherente y no le di importancia en el momento, le dije que mi molestia no tenía nada que ver con falta de sororidad y dejé el rollo hasta ahí. Pero como mi cerebro funciona de formas misteriosas, a los días comencé a pensar en  cómo los términos que usamos dentro del feminismo para fortalecer nuestra lucha, casi siempre se terminan tergiversando en una nueva forma de opresión hacia nosotras mismas.

En este proceso de pensamiento escribí en mis redes sociales lo siguiente:

 “Me encanta el concepto Sororidad por todo lo que significa, pero me preocupa mucho ese mal uso que se le está dando ya que lo convierte en una nueva forma de decirnos a las mujeres que soportemos calladas los abusos de las otras…”

Cuando publiqué solo quería  drenar un poco lo que estaba sintiendo, pero enseguida varias de mis seguidoras me comentaron que en distintas oportunidades ellas también se habían sentido oprimidas por el mal uso del concepto “sororidad” , una palabra  con tanto poder y que significa tanto para nosotras las feministas.

Con el concepto de sororidad está pasando lo mismo que ha venido pasando con el concepto de empoderamiento femenino, que a pesar de ser en realidad un conjunto de estrategias para llevar a más mujeres a posiciones de poder y espacios de tomas de decisión, se termina vendiendo como la aspiración a cumplir con un modelo de mujer perfecta,  una trampa que nos lleva a otra  forma de esclavitud moderna ultra sexista.

Ante tanta desinformación muchas mujeres han decidido dejar de usar estos términos porque les han comenzado a sonar muy vacíos o en contraposición demasiado pesados y honestamente no las culpo. Sin embargo para mi no se trata de sustituir los términos o dejarlos de usar, para mi, es imperativo seguir  educando y reivindicando el verdadero significado de nuestros conceptos, necesitamos recordar que la sororidad  no consiste en ser sumisas y  soportar calladas los abusos de otras mujeres,  tampoco, en la obligatoriedad de ser amigas las unas de las otras aun cuando no tengamos nada en común.

La sororidad es un elemento sumamente importante en la lucha por la igualdad de género del que no podemos prescindir, ya que nos invita a  reconocernos y unirnos como mujeres para trabajar juntas en pro de objetivos en común, como la lucha contra la discriminación, el acoso y la violencia de género, así como la promoción de la igualdad en el empleo, la educación y la política. Además, es un concepto que está presente la vida cotidiana, en la forma en que las mujeres nos apoyamos entre nosotras en el hogar, en el trabajo, los estudios y en la comunidad.

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