¿Qué pasa con la educación de las mujeres en Afganistán?
La prohibición educativa contra las mujeres afganas le ha costado al país 500 millones de dólares en el último año.
La historia de la educación de las mujeres en Afganistán es trágica, por decir poco. Tras la primera toma de poder del movimiento talibán en 1996, el régimen impuso una versión extrema de la ley islámica o sharía. Bajo estas restricciones, a las mujeres se les prohibió ir a la escuela. Cuando los talibanes fueron expulsados después de los ataques del 11 de septiembre del 2001, mujeres y niñas recuperaron el acceso a la educación desde nivel básico hasta posgrado.
Este derecho humano básico ha sido derribado otra vez tras la salida de Estados Unidos de territorio afgano, finalizada en agosto de 2021. La pérdida social, económica y emocional del país musulmán es incalculable. «Destruyeron el único puente que me conectaba con mi futuro», dijo una estudiante anónima en Kabul para la BBC. En un principio, los líderes religiosos prometieron un enfoque moderado y honrar los derechos básicos de las mujeres, pero en poco tiempo comenzaron a activar restricciones como retirarlas del mercado laboral, de la educación secundaria y de las universidades. A pesar de la presencia de voces más moderadas en el movimiento talibán, la facción más extrema se ha impuesto y está tomando las decisiones que cuentan.
Esto no es Islam
El ministro de asuntos exteriores de Turquía, Mevlüt Çavuşoğlu, calificó la decisión no sólo ajena al Islam, sino de inhumana. «¿Qué daño hace que las mujeres reciban educación?», explicó para el Washington Post que su religión no está en conflicto con la educación, al contrario, motiva a las intenciones didácticas y a la ciencia. Malala Yousafzai, Premio Nobel de la Paz, compartió este punto y también se pronunció contundentemente en contra de estás prohibiciones, llamó a todos los países musulmanes a condenarlas.
«Las naciones musulmanas deberían unirse por las mujeres afganas y levantar la voz para su protección, porque todos sabemos que en el Islam la educación es una obligación para todos los seres humanos, es una obligacion para las mujeres», declaró Yousafzai en entrevista con VOA news. Si bien la indignación de líderes, académicos y activistas es patente, el impacto económico ya esta dejando huella en el país. La UNICEF reporta una pérdida tangible de 500 millones de dólares en el último año. Pero quienes más pierden en esta trágica situación son las mujeres, sus familias y las comunidades académicas y educativas.
Campaña cuesta arriba
El catedrático de periodismo, Ismail Mashal, quien se volvió viral tras romper sus credenciales en televisión nacional. Tiene una línea directa con el epicentro de esta catástrofe política: la experiencia de quienes fueran sus alumnas y su familia. «Mis estudiantes me llaman y me preguntan cuándo podrán regresar. No tengo respuestas para ellas. No tengo respuestas para mi hija de 12 años que no podrá ir a la preparatoria el próximo año».
Mashal se ha vuelto uno de los representantes más reconocibles de los esfuerzos de miles de padres, hermanos y maestros preocupados por el futuro de las mujeres en Afganistán. Desde que apareció en televisión ha recibido amenazas de muerte, pero continúa con la intención de convocar a una campaña nacional por los derechos educativos femeninos. Y no es el único, grupos de estudiantes varones han boicoteado clases y abandonado exámenes en protesta de la expulsión de sus compañeras.
¿Cómo ayudar?
La UNICEF ha desarrollado una estrategia de apoyo para salvaguardar el derecho de las mujeres afganas a la educación y generar todas las oportunidades didácticas posibles. En coordinación con otros socios educativos, se ha desarrollado un Plan Multinacional de Preparación y Respuesta (MCPRP por sus siglas en inglés), con los siguientes objetivos:
- Impartir clases de alfabetización en la comunidad.
- Fortalecer el sistema de educación superior y apoyar el acceso de los afganos a la educación superior, especialmente de las mujeres mediante la iniciativa de seguimiento de los datos sobre la educación.
- Crear un centro de formación de docentes para las refugiadas afganas en Irán.
- Proporcionar formación lingüística y un apoyo a la evaluación de las cualificaciones a los refugiados afganos en Tayikistán.
La ONG Human’s Rights Watch publicó cuatro parámetros para países y organizaciones que quieran donar y auspiciar los esfuerzos por la educación en Afganistán. Financiar la educación sin financiar la discriminación, apoyar a las comunidades mientras pelean por el derecho de las mujeres a la educación, respaldar y proteger a los afganos bajo amenaza por defender el derecho a la educación, monitorear todos los aspectos de la educación. Si quieres ayudar, existen agencias de ayuda e instancias gubernamentales de diversos países para impulsar la oferta educativa femenina en Afganistán. Organizaciones independientes como el Centro Educacional de Mujeres Afganas, la Misión de Mujeres Afganas, y la Red de Mujeres Afganas, son líderes en el esfuerzo por recuperar el derecho básico a la educación. Además de acercarte a estás también puedes hacer activismo para visibilizar y apoyar a personas refugiadas en tu comunidad, así como escribir a tu representante o servidor público local sobre tu preocupación por el futuro de la educación de las mujeres en Afganistán o donar directamente a quienes hacen el trabajo para asegurar su continuidad.
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