viernes, 23 de agosto de 2024

Mujeres en el Arte

Stephanie DucasseHISTORIA, ARTE, CULTURA Y MÚSICA


Era una Mujer que escribía explícitamente sobre el sexo desde el punto de vista femenino, pero también de la belleza de las emociones. Adorada por algunos, odiada por muchos e incomprendida por la mayoría, Anaïs Nin nació en Francia, en el área metropolitana de París, un 21 de febrero de 1903.

Tenía dos hermanos.
Su padre, Joaquín Nin, era pianista y compositor, y su madre, Rosa Culmell, una cantante de formación clásica.
Ambos habían nacido en Cuba.
Tal vez por eso, Anaïs desde niña, se sintió atraída por el mundo del Arte..
Cuando tenía 10 años, su familia se traslada a Barcelona, y su padre los abandona.
Sola, y cargo de tres hijos, la madre de Anaïs decidió ir a vivir a Nueva York, donde residía parte de su familia cubana que los esperaba.
Éste hecho, la partida de su padre, la marcó para el resto de su vida. Sus Diarios se iniciaron como una carta dirigida a su Padre, con quien no tuvo contacto durante los siguientes 20 años y con quién se cuenta mantuvo una relación de incesto.
A los 19 años consigue un trabajo como modelo y bailarina de flamenco.
Conoció al poeta y banquero Hugh Guiller en 1923. Pronto, Nin y Guiller se enamoraron y contrajeron matrimonio en La Habana. Un año más tarde, los artistas se trasladaron a París, donde Hugh trabajó en un banco y Anaïs encontró el tiempo y el espacio para volcarse en su escritura.
Entre 1929 y 1930, completó su primer libro titulado La intemporalidad perdida.
Eran 16 historias, con tintes oníricos y psicoanalíticos que emanaban el espíritu vanguardista del París de los años 20'.
No obstante, y aunque ofeecido a varias editoriales, fue rechazado.
En 1932 publica un ensayo sobre D. H. Lawrence, y un año después conoce a Henry Miller, con quien luego inicia un apasionado romance con él, y también con su esposa June Miller.
Con Miller compartían (además), manuscritos y ella lo ayudó en la creación de sus dos únicas novelas Trópico de Cáncer y Trópico de Capricornio.
En Francia conoce a Bretón, Artaud, a Moricand, a Lawrence Durrell. Decidirá ser Escritora y se sumergirá en el placer, y veces el dolor de hombres y mujeres.
Se interesó profundamente por el psicoanálisis, estudiándolo primero con René Allendy y luego con Otto Rank (compañero de Sigmund Freud), dos maestros que eventualmente fueron sus amantes.
Su primera novela, La casa del incesto aparece en 1936.
Al inicio de la II GM, en 1939 emigra a EEUU.
Viviendo en el West Village de NYC, se convierte en la primera Mujer en explorar el mundo de la literatura erótica.
Decidió prescindir de las editoriales y publicar por su cuenta.
Aparecen así Delta de Venus, Corazón cuarteado, Una espía en la del Amor, y Collage.
A los 44 años conoció al ex actor Rupert Pole (dieciséis años menor que ella), cuando se dirigía a una fiesta en un ascensor de Manhattan, y en 1955 se casó con él, mientras seguía casada con Hugh.
Durante un tiempo, Nin mantuvo dos matrimonios en paralelo: uno en Nueva York (Hugh) y otro en Los Ángeles (Rupert).
De estas vivencias nació Ciudades interiores, una serie de novelas en las que Nin ficcionó sus experiencias.
También fue pionera del poliamor.
Pero más allá de sus novelas, serán sus transgresores Diarios, donde desfilan los Intelectuales y Artistas más famosos de su época, desde Dalí y Gala, Carpentier, Chaplin, Cortázar, y Tanguy, entre otros, publicados a mediados de los 60', los que la consagren como un Ícono de la Liberación Femenina, amado por Mujeres jóvenes que veían en primera persona cómo una de ellas podía hacerse un lugar en un mundo dominado por los Hombres en la Literatura.
Fue invitada a dar conferencias en universidades de diversos países. En la década de los 70' recibió el doctorado honorífico del Philadelphia College of Art (1973), fue elegida miembro del instituto Nacional de Artes y Letras de Estados Unidos (1974) y obtuvo el premio a la Mujer del Año de Los Angeles Times en 1976.
Partió al año siguiente.
Sus cenizas fueron esparcidas en un paraje llamado Mermaid Cove, en California, frente a la costa del Pacífico.

Anaïs Nin logró expresar todo lo que los libros de Mujeres habían dejado de lado, no sólo rompiendo tabúes, sino también escribiéndolos.
Subyace en su literatura la indagación de lo más íntimo de su alma; su feminidad con sus matices, y los conflictos entre el intelecto y sus emociones.
Para ella, no hay nada más que sus diarios. En ellos, esa intimidad no se sugiere, sino que se exhibe, junto a la búsqueda del deseo y los
límites del cuerpo y de ella misma.
Es una literatura viva y sin maquillajes, un espejo que refleja todos los cambios de los estados de ánimo, del Amor al odio, que marcan nuestra frágil naturaleza como Mujeres.
Lo que Proust, Joyce y Miller estaban haciendo, ella lo hizo desde la Conciencia Femenina y a veces (muchas) en primera persona, en el espacio que se crea entre una pérdida y un vacío, se refugian las palabras, en una búsqueda de lo íntimo de nuestra Humanidad, para acercarla a una idea que le defina, una interpretación abstracta sobre la necesidad y la inquietud Existencial, a través de la Libertad como mensaje de su propia vida...

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