Nunca quise ser una princesa. Siempre quise ser una bruja.
Las princesas son elegidas, las brujas eligen.
Las princesas temen al bosque, las brujas lo habitan.
Las princesas buscan amor, las brujas se aman a sí mismas.
Ser “bruja” fue la manera en que el patriarcado nombró a las mujeres que pensaban, que curaban, que decidían, que se negaban a obedecer.
Por eso tantas fueron quemadas.
Por eso tantas hoy seguimos vivas, resistiendo.
No todas nacimos para ser rescatadas.
Algunas nacimos para encender el fuego.
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