lunes, 10 de noviembre de 2025

#Enfoquedeigualdadac

 


Cuando una mujer se reconstruye después del daño, no lo hace para competir ni para demostrar nada a nadie. Se pone más linda porque está sanando, porque vuelve a reconocerse en el espejo sin la voz del control o del desprecio que la hizo dudar de sí misma.
La belleza, en este contexto, no es vanidad: es resistencia. Es el lenguaje simbólico del amor propio recuperado. Es decir, “ya no vivo bajo tu mirada, ahora me miro con la mía”.
Porque el amor propio no se recupera con venganza, sino con libertad. Y no hay nada más poderoso que una mujer que vuelve a quererse sin pedir permiso.

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