La belleza, en este contexto, no es vanidad: es resistencia. Es el lenguaje simbólico del amor propio recuperado. Es decir, “ya no vivo bajo tu mirada, ahora me miro con la mía”.
Porque el amor propio no se recupera con venganza, sino con libertad. Y no hay nada más poderoso que una mujer que vuelve a quererse sin pedir permiso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Esperamos sus comentarios